El hierro es un nutriente fundamental para el cerebro y sus funciones, además de la mielinización de los nervios y la formación de neurotransmisores. Es crucial en los primeros mil días de vida y su deficiencia puede incrementar la susceptibilidad a infecciones o alteración del desarrollo neurofisiológico; por ello el que hierro es importante para los niños, debido a que es un mineral necesario para su crecimiento y desarrollo. Asimismo, es esencial para la formación de glóbulos rojos, los cuales son importantes para el transporte de oxígeno a todo el organismo, proporcionan energía y le da a la piel un color saludable. Si no se trata la deficiencia de hierro en los niños puede causar retrasos físicos y mentales en áreas tales como caminar y hablar.
Tenga en consideración que si su alimentación carece de este mineral, tiene una enfermedad crónica, un síndrome de mala absorción o alguna patología que curse con sangrado, puede desarrollar una condición llamada deficiencia de hierro, y si esto ocurre, se puede generar una de las enfermedades prevenibles más extendidas en el mundo: la anemia ferropénica, que implica alteraciones en el desarrollo psicomotor, cognitivo y motor, alteraciones que impactarán en el desempeño de los niños en su vida futura.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de dos mil millones de personas en el mundo tienen anemia ferropénica, es decir un 25 a 30% de la población global, principalmente en los países en desarrollo; entre ellos, 42% de los niños menores de 5 años y 40% de las embarazadas. Por ello, la mejor manera de prevenirla es la alimentación, en la que se encuentran micronutrientes, no sólo como el hierro, sino el zinc, calcio y la vitamina A.
Anemia es igual a deficiencia de hierro
¡NO!, no son lo mismo. El diagnóstico de anemia está dado por los niveles de hemoglobina; los niveles de ferritina nos indican la presencia o no de una deficiencia de hierro. Su niño podría NO tener anemia, pero SI, deficiencia de hierro. Consulte a su médico pediatra.
Algunos síntomas de la deficiencia de hierro en niños
Existen diversos síntomas que un niño puede presentar al tener deficiencia en hierro. Estos no son exclusivos de la anemia por deficiencia de hierro, pero sí orientan el diagnóstico.
Por ejemplo, la palidez; que sea inapetente, es decir, que no tenga ganas de comer; que le cueste subir de peso o talla. Si le cuesta concentrarse o es muy hiperactivo; se cansa fácilmente o tiene mal desempeño escolar.
Otros de los síntomas es que puede presentar mucha irritabilidad, pataletas o problemas de conducta. También piel pálida, respiración anormal y fatiga.
Estos son algunos de los síntomas que orientan el diagnóstico de anemia por deficiencia de hierro o deficiencia de hierro, pero definitivamente, puede haber otras enfermedades que los estén causando.
Cómo diagnosticarlo
Si su niño presente alguno de los síntomas antes mencionados debe sospechar de anemia por deficiencia de hierroó deficiencia de hierro, y debe ser llevado a consulta con su pediatra para que éste lo evalúe. Y es que la deficiencia de hierro y la anemia ferropénica suelen ser diagnosticados mediante pruebas de sangre.
Algunos médicos recomiendan que todos los bebés sean examinados para la anemia por deficiencia de hierro entre los 9 y 12 meses, y a los 6 meses posteriores. Mientras que otros lo recomiendan sólo a los niños de 6 a 12 meses que tienen un mayor riesgo de desarrollar anemia por deficiencia de hierro.
Dependiendo de las circunstancias y los posibles resultados de la prueba, el médico puede recomendar un suplemento de hierro oral o un multivitamínico diario.
Por qué es importante el hierro para los niños
Los primeros 3 años de vida del niño son cruciales en el desarrollo del cerebro, las neuronas aumentan sus conexiones, por ende, su tamaño. Este desarrollo se verá reflejado en las diferentes habilidades expresadas por el niño en las diferentes etapas de su vida como pararse, caminar, correr, saltar, etc.
No podemos dejar de mencionar otras áreas importantes en el cerebro: la del lenguaje, la memoria, la motora, el de la visión, el de la inteligencia, lectoescritura, matemáticas. Todo eso se está formando en los primeros años de vida.
Se dice que a los 2 años de edad se alcanza el 70 u 80% del volumen del cerebro que vamos a tener de adulto. Todas esas ramificaciones que tenemos de adulto, al 100%, se alcanzan en los 2 primeros años de vida y todo depende del hierro.
El hierro está comprometido en diversos procesos a nivel del sistema nervioso central, por ello la deficiencia de hierro en los niños puede tener un efecto significativo e irreversible en el desarrollo del cerebro.
Esto puede ocasionar consecuencias negativas en el aprendizaje y desenvolvimiento escolar. El desarrollo cognitivo del niño también puede verse afectado si la madre es deficiente en hierro durante el tercer trimestre del embarazo.
Entonces, si se pregunta, ¿impacta negativamente la anemia por deficiencia de hierro en todas esas áreas? Definitivamente sí, puede tener un impacto negativo. Los efectos de la deficiencia de hierro causan un retraso en el desarrollo sensorial y cognitivo, además de presentar alteraciones del apetito y del sueño. Y por supuesto, la persistencia de la anemia en otras etapas, impacta igualmente la salud del adulto, disminuyendo su capacidad funcional y calidad de vida.
Las cantidades de mineral que necesita
Los recién nacidos nacen con reservas de hierro para sus primeros 6 meses de vida; esto proviene del aporte de hierro materno durante la vida intra uterina; por ello, la lactancia materna exclusiva durante este periodo puede lograr los requerimientos de hierro a pesar de la baja concentración de hierro en la leche materna. Entre los 6 y 24 meses, el infante requiere hierro adicional debido a su rápido crecimiento.
Diferentes autoridades a nivel internacional recomiendan las siguientes cantidades de día de hierro (en miligramos) de acuerdo a la edad:
- 7 a 12 meses – 11mg
- 1 a 3 años – 7mg
- 4 a 8 años – 10mg
- 9 a 13 años – 8mg
- 14 a 18 años, niñas – 15mg
- 14 a 18 años, niños – 11mg
Los factores de riesgo
- Los bebés y los niños con mayor riesgo de deficiencia de hierro son los que nacen antes de tiempo, más de tres semanas antes de su fecha de nacimiento o tienen un bajo peso al nacer.
- Los que toman leche de vaca antes del primer año de edad.
- Los niños alimentados con leche materna que no reciben alimentos complementarios que contengan hierro después de los 6 meses de edad.
- Los bebés que toman fórmula no fortificada con hierro.
- Los niños de 1 a 5 años que beben más de 24 onzas de leche de vaca, leche de cabra o leche de soya al día y que no ingieran alimentos ricos en hierro como vegetales de hojas verdes y carne roja.
- Los niños que tienen ciertas condiciones de salud, como infecciones crónicas o dietas restringidas.
- Las adolescentes también tienen un mayor riesgo de deficiencia de hierro debido a que sus cuerpos pierden hierro durante la menstruación.
La alimentación es clave
– Leche materna
La OMS recomienda que los niños inicien la lactancia materna en la primera hora del nacimiento y que esta sea exclusiva los 6 primeros meses de vida. La leche materna, si bien tiene concentraciones bajas de hierro, posee una gran biodisponibilidad.
Si la lactancia materna no es posible, use una fórmula fortificada con hierro. Se estima que los niños pueden utilizar más del 50% del hierro en la leche materna, en comparación con menos del 12% de hierro en la fórmula infantil.
La leche de vaca no es una buena fuente de hierro para los bebés y no se recomienda para niños menores de 1 año de edad, ya que la cantidad de hierro es muy baja, y los bebés la absorben muy mal. De hecho, la alimentación con este tipo de leche en los lactantes podría resultar en una hemorragia gastrointestinal.
Por otra parte, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés sean alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros 6 meses de vida. Luego de este tiempo, la leche materna se debe acompañar con alimentación complementaria. Los alimentos que tienen más hierro definitivamente son los de origen animal, que se absorben fácilmente.
– Vegetales
Los vegetales, por ejemplo, brócoli, acelgas, espinacas o las leguminosas (los granos) tienen hierro, sin embargo, su biodisponibilidad es pobre, además pueden interactuar con otros alimentos limitando aún más su absorción. Ésta se puede mejorar acompañándolos con alimentos que tengan vitamina C. En ese caso, puede ser melón, fresas, albaricoque, kiwi, brócoli, tomates, papas, limón, naranja.
La remolacha, por su lado, puede estimular la absorción intestinal de hierro ya que es rica en ácido cítrico y ascórbico, permitiendo la biodisponibilidad y transporte intestinal del hierro.
Hoy en día, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Academia Americana de Pediatría, entre otras instituciones, promueven que la alimentación complementaria sea en base a carne, pollo y pescado (ya que son ricos en nutrientes como el hierro y el zinc), así como en cereales y frutas.
Al conocer la importancia del hierro en el desarrollo del organismo del niño es común que su pediatra le indique la adición de un suplemento de hierro, asegurando así niveles adecuados en sangre y, sobre todo, disponibles para su desarrollo neuronal, inmunológico y energético. Recuerde no automedicarse, consulte siempre a su pediatra.
Referencias
- D. Babarykin et al. Red Beet (Beta vulgaris) Impact on Human Health. Journal of Biosciences and Medicines, 2019, 7, 61-79
- Magnus Domello¨f et al. Iron Requirements of Infants and Toddlers. JPGN Volume 58, Number 1, January 2014
- OMS. https://www.who.int/es/health-topics/anaemia#tab=tab_1. Última revisión 20.09.22.
- Complementary Feeding. Family foods for breasged children. Department of nutrition for health and development WHO. 2000
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