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Estreñimiento en niños

Estreñimiento en niños

El estreñimiento en niños es una alteración digestiva que puede generar dolor, malestar y preocupación en las familias. Este problema se presenta con mayor frecuencia entre los dos y cinco años. Cuando los episodios de estreñimiento se prolongan, el niño puede experimentar tensión abdominal, dificultad para concentrarse en sus actividades diarias y cambios en el estado de ánimo; comprender sus características principales facilita la intervención temprana.

La constancia en los hábitos alimenticios y de ejercicio, así como la detección de señales de alarma, facilita el manejo del estreñimiento infantil. En este artículo se describirán en detalle los síntomas y criterios diagnósticos, las causas más frecuentes y las estrategias de prevención. También se explorarán las opciones de tratamiento, tanto no farmacológicas como farmacológicas.

¿Qué es el estreñimiento en niños?

El estreñimiento en niños se define como la presencia de menos de tres evacuaciones por semana o la expulsión de heces duras y voluminosas que requieren un esfuerzo significativo. El tránsito intestinal normal en la infancia varía según la edad: durante el primer año de vida puede haber hasta una deposición diaria, mientras que en escolares lo habitual oscila entre una y tres veces al día. Cuando este ritmo se altera de forma persistente, se considera estreñimiento crónico.

El sistema digestivo infantil aún está en desarrollo. La inmadurez de la musculatura intestinal y la fase de diversificación de la microbiota influyen en la consistencia y frecuencia de las deposiciones. Además, el control voluntario del esfínter anal, que se adquiere gradualmente, puede verse afectado por factores emocionales o educativos, provocando retención voluntaria de las heces y, a largo plazo, agravamiento del estreñimiento.

Síntomas y diagnóstico

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:

  • Depósitos escasos: menos de tres evacuaciones semanales.
  • Heces duras, secas o con aspecto de pequeñas bolitas.
  • Esfuerzo excesivo o llanto al defecar.
  • Dolor o cólicos abdominales recurrentes.
  • Sensación de evacuación incompleta y posturas inusuales al intentar defecar.
  • Grietas o fisuras anales que pueden sangrar ligeramente.
  • Episodios de encopresis o escapes de heces blandas alrededor del impacto fecal.
  • Cambios en el comportamiento, como irritabilidad, rechazo de alimentos o miedo al baño.

El profesional recogerá información sobre la frecuencia, apariencia y consistencia de las heces, así como hábitos de sueño y alimentación. El examen físico evalúa abdomen y posible impacto fecal. En ocasiones se complementa con estudios de imagen suaves, como radiografías abdominales, para descartar causas orgánicas o estructurales.

Causas comunes del estreñimiento infantil

El estreñimiento en niños puede originarse por múltiples razones. Las causas más habituales incluyen:

  1. Dieta baja en fibra: la insuficiente ingesta de frutas, verduras, legumbres y granos integrales reducen el volumen y suavidad de las heces.
  2. Falta de agua: la hidratación deficiente provoca que el colon absorba más líquido, lo cual endurece las heces y hace que su expulsión sea más complicada.
  3. Cambios de rutina: el inicio del colegio, los viajes o ciertas modificaciones de horarios interrumpen hábitos intestinales.
  4. Retención voluntaria: sentimientos de miedo al dolor, timidez o distracciones al momento de evacuar pueden retrasar la visita al baño.
  5. Factores emocionales: el estrés y la ansiedad tienden a alterar la comunicación entre cerebro e intestino, frenando el peristaltismo.
  6. Exceso de lácteos: la alta ingesta de leche y sus derivados puede espesar las heces en algunos niños.
  7. Medicamentos: el hierro, los antiácidos con aluminio o ciertos antipsicóticos suelen desencadenar estreñimiento.

Si los síntomas persisten pese a cambios en dieta y hábitos, la evaluación médica es esencial para descartar causas orgánicas como hipotiroidismo, enfermedades neurológicas o malformaciones anorrectales.

Diagnóstico del estreñimiento infantil

El diagnóstico de estreñimiento en niños se basa principalmente en la historia clínica y en la exploración física. El pediatra realizará preguntas específicas sobre la frecuencia de las evacuaciones, la consistencia de las heces, el comportamiento del niño ante la defecación y los hábitos alimenticios.

Durante la exploración física, se palpa el abdomen en busca de masas fecales y se evalúa el área perianal para identificar posibles fisuras o signos de retención. Además, en casos seleccionados, el médico podría solicitar estudios complementarios como radiografías abdominales simples o, menos frecuentemente, otros exámenes para descartar causas secundarias de estreñimiento, como alteraciones anatómicas o enfermedades metabólicas.

El uso de los criterios de Roma IV permite estandarizar el diagnóstico, ayudando a diferenciar entre un estreñimiento funcional (el más habitual) y otras causas más complejas que requieren un abordaje especializado.

Prevención del estreñimiento en niños

Mantener hábitos saludables desde edades tempranas es clave para un tránsito intestinal regular. Incorporar alimentos ricos en fibra en cada comida, como frutas con piel, verduras, legumbres y cereales integrales; asegurar una hidratación adecuada con agua y líquidos naturales a lo largo del día; establecer horarios fijos para las ingestas y las evacuaciones tras el desayuno y el almuerzo; fomentar el juego activo y la práctica diaria de ejercicio para estimular el abdomen; y crear un entorno relajado en el baño, facilitando apoyos para los pies y brindando tranquilidad al niño.

Un ejemplo de menú semanal incluye avena con manzana y semillas en el desayuno, yogur con fruta en la merienda, ensalada variada al mediodía y verduras al vapor con legumbres por la noche, evitando el consumo de ultraprocesados y bebidas azucaradas para favorecer un tránsito más fluido.

Tratamientos para el estreñimiento infantil

El tratamiento del estreñimiento en niños tiene como objetivo reestablecer un hábito intestinal saludable, aliviar los síntomas actuales y prevenir su recurrencia. Una intervención temprana y completa mejora significativamente el pronóstico.

Cambios en la dieta y estilo de vida

El primer paso en el manejo del estreñimiento infantil es modificar algunos hábitos diarios, principalmente la alimentación y la actividad física. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Aumentar la ingesta de fibra: incluir en la dieta frutas como peras, manzanas con piel, ciruelas y kiwis, además de verduras, legumbres y cereales integrales.
  • Fomentar la hidratación adecuada: el consumo de agua suficiente ayuda a mantener las heces blandas y facilita su tránsito.
  • Establecer rutinas para ir al baño: se sugiere que el niño se siente en el inodoro después de las principales comidas, aprovechando el reflejo gastrocolónico natural.
  • Incentivar la actividad física diaria: correr, saltar, montar bicicleta y otros juegos activos estimulan el movimiento intestinal.

Además, para que el momento de evacuar sea más atractivo y menos intimidante, se pueden integrar juegos y dinámicas lúdicas:

  • Juegos de recompensa: diseñar un calendario en el que el niño pueda colocar pegatinas cada vez que intente ir al baño, premiando su constancia más que el resultado.
  • Lectura de cuentos o juegos de palabras mientras están en el baño para que asocien el momento con una experiencia positiva.
  • Competencias de “tiempo de baño”: hacer pequeñas competencias amistosas sobre quién recuerda ir al baño después de comer, siempre en tono divertido.

Estas estrategias disminuyen la ansiedad y el miedo que algunos niños desarrollan alrededor del acto de defecar, facilitando que adquieran hábitos saludables de forma natural.

Intervenciones médicas y farmacológicas

Cuando los cambios en el estilo de vida no son suficientes, el médico puede recomendar el uso de medicamentos específicos. Entre los más comunes están los laxantes osmóticos, que suavizan las heces al atraer agua hacia el intestino, y los emolientes, que facilitan su expulsión.

Aspectos clave sobre los laxantes:

  • Deben administrarse una vez al día, preferentemente a la misma hora.
  • Sus efectos suelen observarse entre 24 y 48 horas después de la primera toma.
  • Durante su uso, es importante mantener una adecuada hidratación para potenciar su efecto.
  • En algunos casos, pueden ocasionar leves efectos secundarios como gases o distensión abdominal, que habitualmente se resuelven con el tiempo.
  • El uso prolongado de cualquier laxante debe ser vigilado estrechamente por el pediatra para evitar dependencia y asegurar un manejo adecuado de la causa subyacente.

Otros apoyos terapéuticos

En casos de estreñimiento grave o cuando existe impactación fecal, pueden ser necesarios enfoques adicionales:

  • Desimpactación inicial: utilizando laxantes de limpieza o enemas específicos, siempre indicados por el pediatra.
  • Terapias conductuales: en niños que presentan temor o rechazo a defecar, una terapia breve puede ser muy efectiva para modificar el patrón de retención.
  • Fisioterapia del suelo pélvico: útil en casos de disinergia defecatoria (coordinación inadecuada de los músculos pélvicos).

Preguntas frecuentes sobre el estreñimiento infantil

  1. ¿Qué diferencias hay entre el estreñimiento ocasional y el crónico?
    El ocasional aparece con cambios puntuales en dieta o entorno y dura pocos días. El crónico persiste más de dos meses y requiere evaluación médica y modificación de hábitos prolongada.
  2. ¿A qué edad es más frecuente el estreñimiento en niños?
    Se observa con mayor incidencia entre los dos y cinco años, cuando el control del esfínter se consolida y cambian los hábitos alimenticios. También aparece en preadolescentes por factores escolares y hormonales.
  3. ¿Puede la ingestión excesiva de lácteos causar estreñimiento?
     En algunos niños, un alto consumo de leche y derivados espesa las heces y retrasa la evacuación. La clave está en equilibrar la ingesta con fuentes de fibra.
  4. ¿Es seguro usar laxantes en la infancia?
     Bajo indicación médica, los laxantes osmóticos o formadores de masa resultan seguros y eficaces. Es fundamental evitar la automedicación y respetar dosis y duración.
  5. ¿Cuándo es necesario consultar a un especialista?
     Si tras un mes de medidas dietéticas y conductuales no hay mejoría, o si aparecen señales de alarma (dolor intenso, sangre en heces, pérdida de peso), se debe derivar a gastroenterólogo pediátrico.

Señales de alarma y cuándo consultar al médico

Aunque el estreñimiento en niños suele ser funcional y benigno, existen ciertos signos que deben alertar a los padres y motivar una consulta médica inmediata.

Algunas de las señales de alarma más importantes incluyen:

  • Dolor abdominal intenso y persistente: Si el dolor no cede después de evacuar o es tan severo que impide al niño moverse o dormir, puede indicar una obstrucción o una complicación mayor.
  • Presencia de sangre en las heces o sangrado anal recurrente: Aunque pequeñas fisuras anales pueden sangrar ligeramente, un sangrado abundante o persistente necesita evaluación médica urgente para descartar enfermedades inflamatorias, infecciones o problemas anatómicos.
  • Vómitos frecuentes: El estreñimiento severo puede causar un cuadro llamado fecaloma, que puede derivar en vómitos por obstrucción parcial del intestino. Esto requiere atención médica inmediata.
  • Fiebre acompañada de malestar general: La fiebre asociada a estreñimiento puede ser un signo de infección intraabdominal o de complicaciones como el absceso anorrectal.
  • Pérdida de peso involuntaria: Cuando un niño pierde peso sin causa aparente mientras presenta estreñimiento, es necesario investigar patologías subyacentes más serias.
  • Distensión abdominal severa: Un abdomen hinchado y duro, acompañado de dolor o falta de evacuaciones prolongadas, puede indicar una obstrucción intestinal.
  • Rechazo persistente a comer: La pérdida del apetito sostenida, especialmente si se acompaña de irritabilidad o dolor, puede estar relacionada con complicaciones gastrointestinales derivadas del estreñimiento.
  • Retraso en el crecimiento: El estreñimiento crónico no tratado adecuadamente puede afectar la absorción de nutrientes, repercutiendo en el desarrollo normal del niño.

El estreñimiento en los niños es un problema frecuente que, si se maneja de manera temprana y adecuada, rara vez causa complicaciones a largo plazo. La clave está en reconocer los síntomas a tiempo y actuar sobre los factores que lo provocan, fomentando hábitos que favorezcan el correcto funcionamiento intestinal.

Una alimentación rica en fibra, una hidratación adecuada y la incorporación de actividad física en la rutina diaria son pilares fundamentales para mantener un tránsito intestinal saludable. Igualmente importante es establecer rutinas positivas en torno al momento de evacuar, creando un ambiente de confianza y sin presiones para el niño.

Cuidar la salud digestiva desde la infancia no solo mejora la calidad de vida en el presente, sino que también sienta las bases para un bienestar integral en el futuro. Con paciencia, apoyo familiar y seguimiento adecuado, la mayoría de los niños logra superar el estreñimiento y desarrollar hábitos saludables para toda la vida.

Fuentes:

  1. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/constipation-in-children/symptoms-causes/syc-20354242
  2. https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/abdominal/Paginas/constipation.aspx
  3. https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-infantil/s%C3%ADntomas-en-los-lactantes-y-ni%C3%B1os/estre%C3%B1imiento-en-los-ni%C3%B1os?ruleredirectid=760
  4. https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-digestivas/estrenimiento-ninos/tratamiento
  5. https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-digestivas/estrenimiento-ninos/sintomas-causas
  6. https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/8-estrenimiento.pdf

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