El hierro es un componente de las células rojas de la sangre, así como de los músculos que ayudan en el transporte de oxígeno por todo el cuerpo.
Es un elemento esencial para la formación de la hemoglobina y ciertas enzimas que mantienen una buena salud. El transporte de oxígeno en la sangre conduce a muchas reacciones metabólicas que regulan el crecimiento y la diferenciación celular. También tiene un rol importante en la actividad inmune, el buen funcionamiento del hígado y la protección contra las acciones de los radicales libres.
La deficiencia de hierro puede provocar anemia, cuando las reservas de este mineral en el organismo se agotan y la síntesis de la hemoglobina se ve afectada. La evidencia científica ha demostrado que su deficiencia se asocia a la función cerebral y que su falta en los lactantes puede dar lugar al deterioro de la capacidad de aprendizaje, memoria, atención, así como de problemas de conducta.
También están asociados a la deficiencia de hierro los problemas de crecimiento y algunas formas de sorderas, falta de aire y reducción de la densidad ósea.
Este micronutriente, que es fundamental para la formación de la hemoglobina y los glóbulos rojos, actúa como fuente de energía para toda la función celular. La falta del mismo, con o sin anemia, se ha visto reflejada igualmente en pacientes con insuficiencia cardíaca.
Es importante para el corazón
Si bien el hierro es un componente esencial para la síntesis de los glóbulos rojos, asegurando el correcto transporte de oxígeno por la sangre, debemos destacar su rol en el metabolismo energético, el cual es de vital importancia para el correcto funcionamiento del corazón. Aparte de esto, contribuye al buen funcionamiento de los músculos cardíacos manteniendo la capacidad de ejercicio.
La insuficiencia cardíaca no es más que la incapacidad del corazón para bombear sangre de manera adecuada para satisfacer las demandas del cuerpo. Esta limitación impide que llegue suficiente oxígeno y nutrientes al organismo para su funcionamiento satisfactorio.
Según sus manifestaciones, se clasifica en dos maneras. La crónica (la más frecuente), cuya enfermedad se manifiesta de forma gradual, pero con el tiempo sus síntomas se intensifican. Y la aguda, cuyos síntomas aparecen de manera repentina y son graves desde el inicio. Sin embargo, los pacientes pueden mejorar rápidamente.
Sobre las causas, está cualquier problema cardiaco que reduzca la capacidad del corazón para bombear sangre al organismo, ya sea una lesión cardiaca, la interrupción del aporte de sangre o el aumento de la carga de trabajo.
A continuación mencionaremos enfermedades CV que pueden presentar déficit de hierro:
- Antecedente de infarto de miocardio
- Enfermedad arterial coronaria
- Hipertensión arterial
- Enfermedad valvular cardíaca
- Cardiopatía o inflamación
- Defectos cardíacos congénitos
Síntomas del déficit de hierro en la insuficiencia cardiaca
Los síntomas de la insuficiencia cardiaca pueden variar. Algunos de ellos, como la capacidad funcional reducida, el deterioro del bienestar o la disminución de la calidad de vida, pueden parecerse a los de la déficit de hierro.
- Respiración: capacidad para respirar reducida.
- Fatiga mental: cansancio mental, irritabilidad, mareos o pérdida rápida de la concentración.
- Palpitaciones: el corazón late demasiado fuerte o demasiado rápido.
- Cansancio físico: sensación de cansancio y agotamiento corporal.
- Pérdida de apetito.
- Retención de líquidos e hinchazón de tobillos, piernas y abdomen.
- Mareos y confusión.
Los pacientes con insuficiencia cardiaca son más propensos al déficit de hierro. Y esto se puede deber a que su alimentación no contenga las cantidades diarias de hierro necesarias. También que las interacciones farmacológicas reduzcan la cantidad de hierro que se absorbe.
La reducción de la absorción de hierro puede ser provocada asimismo por las alteraciones en las funciones intestinales, incluso se puede dar el caso de pérdida de hierro a través de algunos medicamentos, lo que puede generar hemorragias intestinales.
Diagnóstico y tratamiento
Cuando hay déficit de hierro e insuficiencia cardiaca, se puede precisar a través de un análisis de sangre. De hecho, cuando se corrigen esos niveles, los pacientes mejoran.
La Fundación Española del Corazón reseña, según declaraciones del Dr. Alberto Esteban, cardiólogo de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que “el déficit de hierro en los pacientes va asociado a la parte inflamatoria de la enfermedad y es responsable de parte de los síntomas, como fatiga, cansancio, debilidad o intolerancia al ejercicio”.
El especialista precisa que se ha comprobado que el hierro, suministrado de forma oral, no funciona para corregir dicho déficit en los pacientes; todo lo contario al tratamiento intravenoso, que “consigue la reposición de los depósitos, a veces, incluso, durante dos o tres meses, por lo que no tiene que volver a administrarse durante ese periodo”.
El doctor Esteban -que también es miembro de la Federación Española del Corazón- destaca que los pacientes que pueden beneficiarse de dicho tratamiento son los sintomáticos, cuyos análisis muestren que hay un déficit de hierro. “Hasta ahora, hay evidencia de que los pacientes que más se benefician son aquellos con fracción de eyección reducida, es decir, aquellos que tienen los corazones más debilitados”.
Reducir el déficit de hierro puede asociarse a una mejora sostenida de la capacidad de ejercicio y de la calidad de vida, así como a una reducción de las hospitalizaciones por empeoramiento de la insuficiencia cardíaca.
Consejos para mejorar los síntomas
Dado a que la insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica que puede alterar los períodos de estabilidad con recaídas, Cardio Alianza, (Asociación española de pacientes del corazón), ofrece algunas recomendaciones para mejorar los síntomas:
- Llevar un control y registro de peso diario. Precisa que es mejor hacerlo en ayunas y sin ropa.
- Reducir la cantidad de sal en las comidas. En ese sentido, destaca como máximo 2 gramos al día. Esto equivale a una cucharadita de café.
- Limitar los líquidos a 1,5 litros al día (agua, leche, sopas, fruta y todos los líquidos que tome a diario).
- No fumar y evitar el alcohol.
- Limite el consumo de café.
- Realizar actividad física. Recomienda caminar, montar bicicleta, etcétera, un mínimo de 15-30 minutos todos los días. En caso de sentir algún malestar, descansar, y si es persistente, acudir al médico.
- Sugiere vacunarse contra la gripe y el neumococo.
- Tomar su medicación y llevar un buen control de la misma.
- Evitar tomar antiinflamatorios y comprimidos efervescentes.
Cómo influye la alimentación
Una alimentación adecuada no sólo puede ayudar a mejorar algunos síntomas de la insuficiencia cardíaca, sino también a controlarla. Al final, traerá buenos beneficios. Por un lado, reduce la tensión arterial, el colesterol y el sobrepeso u obesidad; y por otro, controla los niveles de glucosa en la sangre y disminuye la inflamación y los edemas.
Es importante seguir las instrucciones y recomendaciones de su médico y nutricionista, para llevar así una alimentación cardiosaludable que esté adaptada a su insuficiencia cardiaca.
Por ejemplo, recomiendan evitar la ingesta excesiva de sal, porque esta contiene sodio y abusar de ella puede producir retención de líquidos, lo que incrementa el volumen de sangre circulante con un aumento de la tensión arterial. De hecho, los especialistas recomiendan alimentos naturales, ya que cubren los requerimientos de sodio al día.
También se debe evitar el consumo de grasas saturadas y trans, y colesterol, debido a que los alimentos altos en este tipo de grasas “no saludables” aumenta el nivel de colesterol en la sangre, lo que desencadena un incremento de los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca.
En este caso, se debe evitar las carnes grasas, los productos lácteos altos en grasa, mantecas y aceites vegetales, y los preparados o procesados industrialmente. Los alimentos se pueden cocinar con muy poca grasa, ya sea a la plancha, a la brasa, asado, al horno o hervido.
Alimentos ricos en hierro
El hierro es un nutriente esencial, lo que significa que se debe obtener de los alimentos. Por suerte, existen muchos que son saludables y que nos ayudan a cubrir las necesidades diarias de este mineral importante, sobre todo, si el cuerpo no lo produce por sí solo.
Las mejores fuentes de hierro están incluidas en la carne roja y magra (sobre todo la de res), carnes de aves, salmón, mariscos, atún, sardina, ostras, hígado, granos enteros (trigo, mijo, avena, arroz integral).
También en las legumbres secas (habas, semillas de soya, guisantes, frijoles secos), en las frutas deshidratadas (ciruelas pasas, albaricoques), huevos (yema) y verduras (brócoli, espinaca, coles, espárragos).
La ingesta recomendada es de 18 mg. Sin embargo, el médico le indicará la cantidad que debe consumir en su dieta y cuáles alimentos. Esto, porque hay personas que necesitan limitar el consumo de carne roja y otros alimentos ricos en hierro, o que son alérgicos a ellos, como por ejemplo los mariscos.
Debemos de tener en cuenta que los alimentos de origen animal poseen una mayor biodisponibilidad del hierro, a diferencia de las legumbres y vegetales que presentan una biodisponibilidad entre el 2- 15%, por ello la importancia de una dieta balanceada.
0 Comments