Los músculos son tejidos que cubren nuestros huesos y órganos vitales, con la capacidad de contraerse para generar movimiento. Existen tres tipos de músculos: esquelético, cardíaco y liso, cada uno cumple una función específica. 

El músculo esquelético se encarga de mover los huesos, el músculo liso es el que facilita funciones de órganos internos (ejemplo útero, próstata), vísceras, vasos sanguíneos arteriales; y el músculo cardíaco contrae el corazón para que tenga un correcto bombeo de sangre. 

Ahora que ya sabemos qué son los músculos y sus tipos, hablemos de su importancia. 

Importancia de los músculos: nos permiten estar de pie

Si tenemos músculos muy débiles será muy difícil tener la suficiente fuerza para estar parados, pues justo son ellos los que nos permiten hacer nuestras actividades diarias. 

Los músculos son la principal reserva de proteínas del cuerpo

Otro aspecto que explica la importancia de los músculos, es que son la principal reserva de las proteínas que consumimos, por ello se recomienda que se consuman suplementos proteicos después de hacer ejercicios de fuerza logrando así acelerar su recuperación.

Cuando el cuerpo no tiene la suficiente cantidad de proteínas, comienza a tomarlos de su reserva en los músculos para obtener la energía necesaria. Esto genera la pérdida de masa muscular y si no se controla, pueden haber problemas de salud. 

Los músculos nos ayudan a recuperarnos de enfermedades

Tener unos músculos fuertes y sanos es esencial para combatir alguna enfermedad crónica o alguna lesión grave. Esto se debe a que los músculos participan en la respuesta inflamatoria del organismo, así como en la activación y distribución de células inmunes. 

Otra importancia de los músculos es que contribuyen en el gasto de calorías

El 80% de calorías que consumimos son utilizadas por nuestros músculos, contribuyendo a la quema de carbohidratos y grasas. A mayor masa muscular, menor cantidad de grasa tendremos en el cuerpo.

 

¿Cómo cuidar los músculos?

Podemos seguir algunos consejos como: 

• Hacer ejercicios de manera regular.
• Seguir una alimentación rica en proteínas y otros nutrientes.
• Tomar suplementos dietéticos como vitamina D.