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Hipertensión Arterial

La Hipertensión Arterial y sus consecuencias

La hipertensión arterial es una enfermedad que se manifiesta mucho tiempo después de que la tenemos en el organismo. Es un enemigo silencioso que ocasiona muchos problemas de salud en el mundo de hoy y es una importante causa de defunción prematura en todo el mundo, afectando alarmantemente a más de mil millones de personas.

Se trata de un trastorno crónico y prácticamente asintomático en su etapa inicial, que lesiona los órganos vitales si no se detecta y controla oportunamente. Incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrales, renales y otras.

¿Cómo controlarla?

En lo que respecta a nuestro continente, y según datos de la Organización Panamericana de la Salud, correspondientes a 2022: “Cada año ocurren 1.6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas, de las cuales alrededor de medio millón son personas menores de 70 años, lo cual se considera una muerte prematura y evitable. La hipertensión afecta entre el 20 y el 40% de la población adulta de la región y significa que en las Américas alrededor de 250 millones de personas padecen de presión alta”.

El panorama que describe la OPS es preocupante, pues la hipertensión arterial (HTA) es prevenible o puede ser controlada y pospuesta a través de una serie de hábitos saludables, entre ellos, la disminución del consumo de sal, una dieta rica en frutas y verduras, el ejercicio físico y el mantenimiento de un peso corporal adecuado. Es decir, que la HTA, en la mayoría de los casos no puede curarse, pero sí controlarse. Para lograrlo debe seguirse un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable.

Consecuencias de la Hipertensión Arterial

Es frecuente que la presión arterial elevada se convierta en alta, en los casos en que no se establezcan cambios en el estilo de vida de quienes la padecen, como ejercitarse más y consumir alimentos más saludables.

La presión arterial elevada y la presión arterial alta aumentan el riesgo de:

  • Padecer un ataque cardíaco.
  • Padecer de falla o insuficiencia cardiaca.
  • Padecer un accidente cerebrovascular (infarto o hemorragia cerebral).
  • Incrementar enfermedad arteriosclerótica arterial.
  • Padecer de enfermedad renal crónica.
  • Padecer de ceguera por desprendimiento de retina ocular.

Las primeras consecuencias de la hipertensión arterial las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de ellas y por tanto a todos los órganos siendo los más afectados el corazón, cerebro, riñones y retina ocular.

Este daño en las paredes de los vasos sanguíneos favorece que se depositen colesterol y triglicéridos en ellas, lo que hace que la hipertensión sea un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de la arterioesclerosis y viceversa.

Factores de riesgo

En lo que se refiere a los factores de riesgo que podrían propiciar una elevada presión arterial elevada, se incluyen, entre otros, los siguientes:

  • Obesidad o sobrepeso. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.
  • Sexo. Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres, hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala.
  • Edad y raza. La edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial. En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión.
  • Antecedentes familiares. Si un familiar de primer grado, como un padre o un hermano, tiene presión arterial alta, es más probable que los de este núcleo parental la desarrollen.
  • Sedentarismo. No hacer ejercicio puede causar aumento de peso e incrementar el riesgo de tener presión arterial elevada.
  • Dieta rica en sodio (sal) y baja en potasio. Son dos nutrientes claves en la regulación corporal de la presión arterial.
  • Tabaquismo. Fumar cigarrillos o estar cerca de otras personas que fuman (fumador pasivo) puede aumentar la presión arterial.
  • Consumo excesivo de alcohol. Se ha asociado el consumo de alcohol con la presión arterial elevada, especialmente en hombres.
  • Ciertas enfermedades crónicas. La enfermedad renal, la diabetes y la apnea del sueño, enfermedad de glándula suprarrenal, hipertiroidismo entre otras afecciones, pueden aumentar el riesgo de padecerla.

Tipos de tensión arterial

La Presión arterial según el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del corazón, se divide en:

  • Presión arterial normal. Al medir la presión arterial, esta debe arrojar Presión sistólica menor de 120 y Presión diastólica menor 80 mm Hg.
  • Presión baja. La hipotensión, como también se le conoce, se da cuando hay una caída de unos 20 mm de mercurio a partir de los valores normales.
  • Presión elevada. Se da cuando la Presión sistólica se encuentra entre 120 a 129 mm Hg y la Presión diastólica menor de 80 mm Hg.
  • Hipertensión grado I: Presión sistólica entre 130 a 139 mm Hg o Presión diastólica entre 80 y 89 mm Hg.
  • Hipertensión grado II: Presión sistólica mayor de 140 mm Hg o Presión diastólica mayor a 90 mm Hg.

Cuando la presión está muy alta y se asocian síntomas graves asociados, como dolor en el pecho, debilidad o visión borrosa, dolor de cabeza, se debe realizar la evaluación médica de emergencia a la brevedad posible.

¿Cómo prevenir la hipertensión arterial?

Los cambios y un estilo de vida saludable son recomendados para prevenir la hipertensión arterial:

  • Alimentación saludable
  • Consumir menos sal
  • Hacer ejercicios regularmente
  • Mantener un peso saludable
  • No ingerir alcohol o hacerlo con moderación
  • Controlar el estrés
  • Dejar de fumar

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